Más allá de la Repetición Parte II
Estelle MURRAY
Murray, E. (2025). Más allá de la Repetición Parte I. Somatosens Pain Rehab, 22(1), 15-17.
En línea (23/06/2025): leer aqui
En mi elección, hay una fidelidad a todos los anónimos de la tierra quienes dijeron ‘no’, un día, inspirado por un ‘sí’ más amplio 임현정 | LIM Hieon Jeong | (Lim, 2016 ; Spicher et al., 2025, p. 280).
Esta pérdida invalidante, característica de la situación de la paciente neuropática, se halla también en la raíz de la filosofía. Los filósofos, y cada uno de nosotros, nos interrogamos a partir de lo que nos falta, de lo que nos hace falta. En Protagoras y en el Banquete de Platón, los mitos se refieren a esta carencia, necesaria a la búsqueda. Etimológicamente, filo-sofía viene de philein (amar, desear) y de sofia (sabiduría). Según Aristóteles, la philia (amistad) es el más precioso de los bienes.
Si uno desea la sabiduría, es que no la tiene, como le pasa también tanto al paciente que desea la salud perdida como al clínico que busca los cuidados apropiados para implementarlos. Además, esta misma incompletitud caracteriza también a la ciencia, cuyos resultados, por objetivos que sean, son falibles. Según la noción de refutabilidad de Karl Popper, la ciencia es una serie de hipótesis, refutaciones y nuevos paradigmas; sus conocimientos nunca son definitivos. En síntesis, parece que ese déficit es constitutivo de nuestra condición de seres mortales…
En este sentido, Sócrates dice que la única cosa que él sabe es que no sabe. Por lo menos, sabe eso. Deseando saber, va investigando a través de un diálogo sincero. El problema es cuando esta vulnerabilidad es negada por algunos profesionales de la salud que insisten en afirmar los buenos resultados de sus intervenciones, a pesar de que la paciente siga sufriendo. Los síntomas de la paciente, pendientes de una investigación más fina para ser visibilizados están sencillamente borrados. Ahora bien, ¿En qué medida la dignidad del paciente está respetada cuando tales diagnósticos son establecidos, descuidando de los nexos, estableciendo una terrible reducción, hasta olvidarse que tras el rigor del signo clínico late un corazón?
[…] Lectora, lector, dejaos llevar por un pensamiento filosófico que trata de explicar el hiato entre el mundo del síntoma evocado por el/la paciente y el mundo de los signos objetivos examinados por la/el médico: considerar un estado de salud ‘otro’, distanciarse de la complacencia de lo ‘mismo’ permite acompañar los que reciben cuidados hacia otro lugar en devenir[1] (Levinas,1972). (Spicher et al., 2025, p. 314)
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Las lesiones periféricas proyectan socialmente a la paciente sufriendo de dolores neuropáticos (DN) hacia la periferia. En tal caso-límite, se tratará de transformar ese cuerpo extranjero (que sin embargo obsesiona), amenazado por una sensación de cocción o de frío doloroso, hacia otra realidad. Hacia una temporalidad viva y teñida de esperanza, cada vez más cerca de los que la rodean. Para que su potencial de transformación se actualice (en términos aristotélicos),[2] se impone integrar los datos objetivos biológicos e ir más allá de ellos:
En este sentido, cada profesional de la salud, preocupada/o por la realidad de los dolores neuropáticos tendría que criticar[3] el marco teórico en el que su práctica evoluciona, con la finalidad de acoger y cuidar de la otra persona. (Spicher et al. 2025, p. 117)
Un diagnóstico estático, respaldándose en una explicación universalmente válida deja de lado la singularidad del paciente y lo encierra en la irreversibilidad. ¿No se podría crear, pensar, desde un pathos que va más allá de los límites de lo conocido? Noémie Mermet-Joret (2020) no nos presenta de manera fulgurante la alodinia como un fenómeno que va más allá de la racionalidad. De la misma manera que la filosofía nace de un cierto asombro inquietante y se hace diálogo no dogmático, ¿no sería a partir de este mismo asombro, o indignación, que la medicina debería partir para ser eficazmente terapéutica?
Desde el escándalo de un marco epistemológicamente sesgado en el que la experiencia del fenómeno de los dolores del paciente no tiene peso frente a unos resultados negativos objetivados, el pensamiento de la complejidad, otro paradigma está pensado: el de la complejidad. Visto la extrema dificultad de definir el fenómeno del dolor, se tendrá que acudir también a las imágenes al enunciar el nuevo paradigma: El fenómeno del dolor es a las lesiones orgánicas lo que es el fenotipo al genoma.[4] (Spicher et al., 2025, p. 36)
Una analogía está propuesta entre la expresión compleja de un gen (el fenotipo) y la expresión compleja de lesiones orgánicas (el fenómeno del dolor), para describir tal fenómeno-límite. Sin embargo:
La incongruencia entre los resultados negativos de exámenes paraclínicos y los síntomas evocados no es cuestionada, mientras que una/un genetista no se atrevería a borrar un fenotipo si ella/él no encontrase de qué es la expresión. Siempre que prestéis oído, ese tipo de aserción simplificadora y mutiladora es más frecuente de lo que uno se espera. (Spicher et al., 2025, p. 61)
De algún modo, la escritura del Método fue precedida por una deconstrucción creativa. Hizo falta podar,[5] pulir y precisar nuestras ideas para que apareciese otro libro, así como pasa para el fenómeno del dolor con el cuestionario de Dolor McGill (MPQ): “El cuestionario de Dolor MGill permite desmenuzar el fenómeno del dolor, como un escultor quita material con su cincel, esquirlas tras esquirlas” (Spicher et al., 2025, p. 134)
Es necesario entrar con los pacientes en sus universos metafóricos. Con este valioso cuestionario, todo lo que debe ser nombrado, evaluado, pensado o definido, puede de nuevo aflorar. La paciente elige con precisión la mejor palabra e intensidad que correspondan a la percepción de sus síntomas, tanto de un punto de vista sensorial como afectivo-emotivo (dos aspectos indisociables). Detrás de sus palabras, se revela explícita o implícitamente un “es como (si)” que permite distinguir el tipo de dolores y relacionarlos a un tratamiento adaptado. En la temporalidad de la cronicidad, las repeticiones difieren insensiblemente, gracias a los matices evocados por las pacientes y captadas u oídas por las terapeutas.
Los actores y las actrices del cambio tratan de proponer un movimiento a pacientes encallados en la marea muerta, pero con un devenir posible. (Spicher et al., 2025, p. 238)
Referencias
Levinas, E. (1972). Humanisme de l’autre homme. Montpellier : Fata Morgana.
Lim, H.J. (2016). Le son du silence. Paris : Albin Michel.
Mermet-Joret, N., interview radio Fribourg du 13.02.2020. Disponible (23/06/2025) : https://www.neuropain.ch/fr/recherche/audio
Spicher, C., Murray, E., Chapdelaine, S. & de Andrade Melo Knaut, S. (21 janvier 2025).Méthode de rééducation sensitive de la douleur : un nouveau mode de penser la complexité bio-psycho-sociale (1e édition) – Préface : Pierre Sprumont. Montpellier, Paris : Sauramps Médical, 396 pages.
[1] Un ailleurs en devenir, en francés
[2] El final del movimiento se llama entelecheia (acto en cuanto resultado); el movimiento considerado en su es despliegue energeia (acto, en pleno trabajo); en cuanto al origen del movimiento, está en “potencia”.
[3] “Criticar”, en el sentido de pensar en su práctica y discernir sus bases fundamentales.
[4] Fenotipo es la “característica observable de un organismo vivo resultante del funcionamiento del genoma en determinadas condiciones ambientales – sinónimo de la expresión de un gen” (Método, Glosario, p. 20).
[5] Corte realizado esencialmente por Marie-An Hoang, investigadora científica de la Universidad McGill, habiendo hecho su práctica en el Centro de Friburgo como RSDC y colaboradora del Centro y del Método.